El estrés y nuestro cuerpo

El estrés no es completamente malo, de hecho, es necesario para reaccionar a eventos peligrosos (nuestra vida corre riesgo) o extraordinarios (cambio de trabajo, enamorarse, etc.) y nos ayuda a tomar medidas y enfrentar el peligro o el cambio. El problema es cuando nos sometemos a estrés permanente.

Para nuestro cuerpo no hay diferencia si la sensación de peligro es por una emergencia real o por situaciones del día a día en el trabajo. En ambos casos, el cuerpo entra en modo pánico y se prepara para reaccionar, las glándulas suprarrenales empiezan a secretar adrenalina y cortisol, aumentan el pulso, la presión arterial, azúcar en la sangre, grasas en la sangre, sudoración y respiración. Después de la respuesta al estrés inicial el cuerpo intenta volver a su estado natural, pero si las reacciones al estrés son muy fuertes y frecuentes, el cuerpo se mantendrá en este estado de alerta creando resistencia y tolerancia a los detonantes estresores. Esta liberación prolongada de las hormonas de estrés crea efectos negativos, bajando nuestras defensas y haciéndonos más susceptible a la enfermedad, después de todo no es natural que te sientas permanentemente en estado de peligro.

Entramos en un círculo vicioso porque para mantenernos alerta es usual el abuso de estimulantes como la cafeína o ingerir alimentos para calmar la ansiedad que normalmente son procesados y están llenos de azúcares refinados. Nuestros hábitos de sueño se ven afectados y el sistema digestivo también porque cuando vivimos con adrenalina, la comida no es asimilada de la mejor forma.

Así las cosas, el estrés se ha convertido en uno de los trastornos de salud más frecuentes hoy en día, porque en este mundo acelerado en el que vivimos todos estamos en modo pánico, ya sea por el tráfico, el estudio, el trabajo, obligaciones, relaciones. Esto genera un estrés crónico que interrumpe el equilibrio natural de nuestro cuerpo y mente, y así es muy difícil ser pacientes y compasivos con nosotros mismos y con los demás.

Todos los días podemos trabajar en bajar nuestros niveles de estrés pausando un momento lo que estamos haciendo por minutos, respirar, volver a la zona de relajación natural y tomar consciencia del momento presente: ¿Qué estoy comiendo? ¿Por qué me afecta esta situación? ¿Cómo me siento en este momento?

En mi caso la meditación ha sido la herramienta más importante para mantenerme serena cada día porque me ha ayudado a ver las situaciones de estrés desde otro punto donde no me involucro totalmente y mi cuerpo no necesita reaccionar de forma negativa.

Existen muchas más herramientas, lo importante es conocerla, practicar la que mas se ajuste a nuestra vida y hacer consciencia de que se está en un momento de estrés para poder tomar acción.
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